¿Por qué los psicólogos deben ir a terapia también?

¿Por qué los psicólogos/as también deben ir a terapia?

Esto es algo que siempre nos sugerían los profesores en facultad: tanto en el rol de estudiantes, como luego en ejercicio de la profesión, los psicólogos debemos ir a terapia para analizarnos, casi, me atrevo a decir, de forma constante (no importa si eres un psicólogo que trabaja presencial en una clínica psicológica, o como psicólogo online)

Te cuento las dos razones principales:

Mantenernos imparciales

Todos cargamos con una historia, con cosas que marcaron nuestro pasado/presente, y otras que vivimos en nuestro día a día.

Para un psicólogo que trabaja desde el psicoanálisis, es crucial no dejar que su historia personal se entremezcle con la de sus pacientes. El análisis ayuda a mantener esos límites claros, asegurando una escucha sin prejuicios, y a interpretar e intervenir con la menor cantidad de sesgos posibles.

Conocernos mejor

Ser psicólogos no quita que somos humanos. También enfrentamos alegrías, penas, enojos, y muchas otras emociones en nuestra vida fuera del consultorio.

La terapia se vuelve un espacio necesario para desenredar esas emociones y experiencias, permitiéndonos encontrar respuestas que buscamos, pero por sobre todo nos anima a cuestionarnos, y hacernos esas preguntas difíciles de las que aveces huimos.

Revisar la contratransferencia

La contratransferencia se refiere específicamente a las reacciones emocionales del terapeuta que surgen en respuesta directa a las historias, emociones o conductas del paciente durante las sesiones.

Esta comprensión profunda del propio estado emocional permite al psicólogo identificar cuándo y cómo sus propias experiencias están influyendo en su percepción del paciente.

A través de la terapia, los psicólogos pueden trabajar en reconocer estas reacciones y desarrollar técnicas para gestionarlas eficazmente, manteniendo así la objetividad necesaria para una intervención terapéutica eficaz.

Conclusión

En definitiva, que los psicólogos asistan a terapia es crucial no solo para mantener su imparcialidad profesional sino también para su crecimiento personal. Este compromiso con la autoexploración no solo mejora su capacidad de ayudar a otros, sino que refuerza la ética y la efectividad de su práctica.

Así, la terapia se convierte en un espejo esencial para cualquier psicólogo, permitiéndoles ofrecer un cuidado genuino y bien fundamentado a sus pacientes.